El sincretismo afrocubano

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Con mucha frecuencia observamos que hay personas que aún piensan que los òrìsàs y los santos católicos son lo mismo. Hemos presenciado conversaciones donde se habla sobre Ògún y alguno de los presentes pregunta, —Ese es San Pedro, ¿cierto? —.  Algo similar ocurre cuando alguien que está comenzando a dar los primeros pasos en la religión de los òrìsàs o tiene alguna curiosidad sobre el tema y dice, —¿Quién es Obàtálá en la religión católica?

Para las personas que conocen la religión yorùbá con cierta amplitud y profundidad esta paridad es absurda, porque es sabido que los òrìsàs y los santos católicos no comparten la misma esencia, ni en sus características, ni en sus orígenes, ni en sus historias.

Muchas personas admiten estar confundidas porque se les enseñó desde un principio en sus casas religiosas que los òrìsàs tienen una representación católica, lo cual es un error. A estas personas no se les han dado las enseñanzas en forma correcta sobre este tema, han recibido información de aquellos que en mantener la línea del sincretismo en su creencia religiosa.

No hace falta analizar mucho para notar que hay grandes diferencias entre los òrìsàs y los santos católicos, no sólo por sus aspectos físicos sino también por las historias que protagonizaron y las culturas a las que pertenecieron cuando eran seres terrenales. A pesar de ello, a través del tiempo se generó una “relación” entre ellos, y eso es lo que aclararemos en este artículo.

Según el diccionario de la lengua española, sincretismo significa: “Sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes”. En otras palabras, y enfocándonos en el sincretismo religioso, se trata de una forma de pensamiento que tiende a combinar distintos tipos de culturas, tradiciones y creencias.

En el caso específico del sincretismo afrocubano, la mezcla de la tradición religiosa yorùbá con la religión católica dio como resultado una tercera vertiente que hizo que muchas personas identificaran a los òrìsàs yorùbá con nombres de santos católicos. Si analizamos dicho evento tomando en cuenta el concepto de sincretismo, podemos notar que se trató de un hecho donde dos religiones con identidad y características propias, se unieron forzosamente para crear una vertiente que resultó ser ficticia, porque definitivamente Sàngó no es Santa Bárbara.

En la actualidad, el sincretismo no es aceptado por muchas personas, y a medida que pasa el tiempo crece el desacuerdo hacia esa postura debido a la cantidad de información sustentada que aclara este tema, el cual había sido muy confuso hasta hace unos pocos años.

A su vez, la población religiosa se está concientizando sobre lo inadecuado de usar el sincretismo en la religión de los orichas, debido a que es ilógico que un culto centrado en deidades antiguas con raíces africanas esté emparentado con los sagrados personas de las historias católicas y cristianas.

El esclavismo que lamentablemente imperó en América durante casi 400 años, trajo nefastas consecuencias para los innumerables grupos de seres humanos que fueron traídos desde el continente africano para ser vendidos como productos comerciales y explotados en forma inhumana. En el Caribe, específicamente en Cuba, fue alto el número de nativos que llegaron desde la región centro-occidental de África, territorio donde se asentó el pueblo yorùbá, uno de los grupos étnicos más antiguos del planeta.

Estas personas fueron alejadas de su tierra natal para ser introducidas en una nueva región, portando sólo lo que traían en su mente y su memoria; nos referimos a su cultura, tradiciones, costumbres y creencias religiosas.

Entre los grandes grupos de esclavos, llegaron a Cuba algunos que conocían en profundidad los secretos de los òrìsàs, conocimiento que usaron para proteger a los suyos de los excesos del colonizador. Los rituales religiosos que los sabios realizaban en los barracones de esclavos, en poco tiempo fueron prohibidos debido a que se creía que eran prácticas diabólicas, así que la tradición òrìsà tuvo que ser practicada en la clandestinidad. Paralelo a esto, la iglesia católica se dedicó a evangelizarlos, dándoles a conocer una visión de Dios totalmente distinta a la que ellos entendían, además de inculcarles la adoración a unos santos totalmente diferentes a sus deidades. Como una muestra de ello, a continuación mostramos 3 de los 48 artículos de “El reglamento de esclavos de Cuba”, los cuales hacen referencia a la evangelización a la que fueron sometidos los esclavos; ley promulgada en La Habana en 1842:

Artículo 1º. Todo dueño de esclavos deberá instruirlos en los principios de la Religión Católica Apostólica Romana, para que puedan ser bautizados, si ya no lo estuvieren; y en caso de necesidad les auxiliará con el agua de socorro, por ser constante que cualquiera puede hacerlo en tales circunstancias.

Artículo 2º. La instrucción a que se refiere el artículo anterior deberá darse por las noches, después de concluido el trabajo, y acto continuo se les hará rezar el rosario o algunas otras oraciones devotas.

Artículo 4º. Cuidarán bajo su responsabilidad que a los esclavos ya bautizados, que tengan las edades necesarias para ello, se les administren los santos sacramentos, cuando lo tienen dispuesto la Santa Madre Iglesia, o sea necesario.

Como podemos observar, el catolicismo fue impuesto forzosamente a los esclavos, y esto fue aceptado por ellos para evitar ser encarcelados y castigados. No obstante, los yorùbá nunca renunciaron a los òrìsàs ni a las tradiciones de sus antepasados, así que hicieron algo muy inteligente, “disfrazaron” a sus deidades; de esa manera rendían tributo a los òrìsàs a través de las imágenes de los santos católicos.

Para lograr lo antes descrito, los esclavos se apoyaron en las similitudes entre los òrìsàs y los santos católicos, lo cual dio origen a un tipo de adoración totalmente diferente a la que estaban acostumbrados.

De esta manera continuaron rindiendo culto a Obàtálá pero a través de la Virgen de las Mercedes, a Eleguá o Èsù-Elegbara a través del Santo Niño de Atocha, a Sàngó a través de Santa Bárbara, y así sucesivamente relacionaron a cada òrìsà con la imagen del santo que la iglesia obligaba a adorar.

Luego de ser abolida la esclavitud, esta costumbre se mantuvo presente en la mayoría de los cubanos convirtiéndose en una tradición, debido a que vieron relacionadas las dos religiones por mucho tiempo.

Identificar a los òrìsàs con las imágenes de los santos católicos no tiene sentido actualmente, hoy en día la religión de los òrìsàs no está prohibida como lo estuvo en la época colonial, además consideramos que es irrespetuoso tener una visión que vincula a seres espirituales que en realidad no tienen paridad alguna.

Pongamos en la palestra el ejemplo de Sàngó y Santa Bárbara, por ser dos de las divinidades más populares. Los esclavos los relacionaron por varios elementos que observaron en ellos:

a) El rojo: Es el color distintivo de Sàngó y también la coloración de la capa de Santa Bárbara.

b) La espada: Es una de las armas que usaba Sàngó y es el símbolo con que se recuerda la decapitación de Santa Bárbara.

c) El rayo y el trueno: Ambos están relacionados con Sángó y en el caso de Santa Bárbara, un rayo fulminó a su padre luego de que este la decapitara.

Lo que acabamos de referir son similitudes que los esclavos observaron en ambas divinidades, pero más allá de ello existen marcadas diferencias que las hacen profundamente diferentes. Por ejemplo, la época en que vivieron; Sàngó se hizo presente terrenalmente en varias oportunidades, manifestándose en tiempos muy antiguos, mientras que Santa Bárbara lo hizo en el siglo III. Además de esto hay diferencias en sus físicos y en otros aspectos, como el hecho de que Sàngó fue el 4º rey del imperio Òyó, en África, mientras que Santa Bárbara fue una mártir que vivió en Nicomedia (actual Turquía) y fue muy devota de Jesucristo, lo cual le costó la vida.

Las diferencias entre los òrìsàs y los santos católicos las podemos notar fácilmente al investigar sobre sus vidas, virtudes e historias, así que no hay justificación alguna para seguir relacionándolos, porque la verdad es que son totalmente diferentes. Incluso, podemos agregar que cuando se realizan ceremonias consagratorias en la religión de los òrìsàs, nunca se mencionan a los santos católicos; los cantos y rezos se hacen en lengua yorùbá.

En conclusión, hay que poner a cada quien en el lugar que le corresponde. Hay que acostumbrarse que Eleguá es Eleguá y el Santo Niño de Atocha es el Santo Niño de Atocha. Recordemos que el signo Ejíogbè revela que todo forma parte de un equilibrio perfecto y cuando este se rompe comienza el caos y las cosas no van bien.

A los òrìsàs hay que rendirles tributo con rituales africanos, mientras que a los santos católicos se les rezan oraciones cristianas. Tengamos en cuenta que el sincretismo tuvo su función en la época esclavista y hoy sólo debe ser considerado como un hecho histórico. ■