Tres fuerzas relacionadas con el origen y preservación de la vida en nuestro planeta.
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De acuerdo con la tradición Ifá, el universo fue creado a partir de una piedra que reposaba en las aguas ancestrales (Omi Orun), elemento relacionado a las entidades conocidas como Yemoja y Olókun, que representan dos fuerzas espirituales de la religión tradicional del África occidental.
En el lenguaje yorùbá, la palabra Yemoja se traduce como “la madre de los peces” y la palabra Olókun como “el dueño del océano”. Ambos términos en conjunto son usados para describir la convergencia de estas dos deidades, las cuales constituyen un elemento significativo del concepto de fertilidad en la tradición yorùbá, estableciendo de este modo la estrecha relación entre la Creación y el agua.
Esta simbiosis, presente en la religión yorùbá, parte del hecho de que, de acuerdo con sus costumbres, cada ser humano está compuesto por dos mitades. Una de ellas es la mitad viviente y la otra está formada por dos vertientes: la primera basada en el destino prenatal del individuo y la segunda en su contrapartida espiritual. Ambas mitades confluyen cuando el individuo perece para rendir cuentas de su vida y luego debe esperar la próxima reencarnación.
Según la cosmología Ifá, todos los entes de la naturaleza tienen una forma de conciencia o conocimiento implícito, el cual es conocido como Orí. El Orí de las plantas, los animales y los seres humanos está regido por una fuerza específica de la naturaleza (Òrìsà). Esta fuerza define la cualidad de esa forma particular de conciencia o conocimiento.
En el marco de la religión yorùbá existe un gran número de òrìsàs, teniendo cada uno de ellos su propio secreto (awo). La función de Yemoja y Olókun dentro del realismo del awo òrìsà es propiciar el medio ambiente que sostiene la cadena continua de la evolución. Es por eso que cuando a un òrìsà se le llama “la madre de los peces”, es con el objetivo de hacer referencia al principio metafísico del agua, como uno de los cuatro principales elementos de la Creación.
Yemayá y Olókun son dos deidades que están relacionadas con la Creación Y además brindan apoyo al ser humano con sus grandes riquezas materiales y espirituales.
La razón por la cual estos dos òrìsas se asocian, se debe a que ellos representan fuerzas espirituales similares que son reconocidas con diferentes nombres en distintas regiones de África occidental. Por ejemplo, la adoración de Yemoja se centra a lo largo del río Ògún, mientras que la de Olókun es más común en Benín e Ilé-Ife.
A lo largo de los años se ha mantenido la confusión sobre el papel de Olókun y Yemoja, debido a que en cierto modo sus roles han sido invertidos en la diáspora. En las escrituras de Ifá, Olókun está asociado con el océano y Yemoja con el río Ògún, el cual atraviesa la región oeste de Nigeria. Es por esto que la asociación conjunta de ambas deidades, con el paso del tiempo ha ido generando posibles similitudes y diferencias entre ellas.
La cosmología Ifá establece que el universo fue generado por dos fuerzas dinámicas, una conocida como la expansión (Inálo) y la otra como la contracción (Isoki). El agua es una forma de contracción y constituye una de las fuerzas primordiales del poder femenino.
Por otro lado, el agua también tiene la capacidad de expandirse, mostrando de este modo su dualidad implícita, lo cual hace posible que consideremos o interpretemos a Olókun como un ser andrógino; representando su cualidad expansiva, que sería la manifestación masculina, y su cualidad contractiva, que sería la femenina. Sin embargo, Yemoja deja entrever solamente su aspecto femenino, lo cual está relacionado directamente con el agua que existe en el útero, la cual sabemos que es contractiva, con el objetivo de crear un medio estable para el embrión que acoge hasta el momento en que se produce el nacimiento.
A modo de conclusión y de acuerdo con Ifá, Olókun puede ser considerado como el medio ambiente en el cual la vida humana se desarrolló, y Yemoja como el principio que guio la evolución de las formas tempranas de vida hacia niveles mayores de complejidad. ■
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